Mudanzas

Ya es hora de cerrar las puertas y las preguntas, de mudarse de ropa y recoger las maletas. Vendrá la dicha o la desdicha tras el portazo para encontrarme vestido de domingo, bien peinado y bien lavado. Protector bucal y guantes de boxeo.

Ya es hora, si, de dejar otrora nuestra casa, recoger los besos de los rincones, abandonar para siempre los jirones del pasado: Tela a metros, papel pintado, olor a cerrado, muebles fantasma, cajones sin secretos, manchas en la pared y el tic tac del reloj que la reptaba.

Es hora pues, de apurar el lápiz y la nostalgia. Dance la mano sobre el papel: coreografía del desengaño, gramática de la tristeza, carta encinta de palabras nunca escritas. Sobre el mantel floreado, un florero vacío.
Sombras haciendo el amor sobre la cama deshecha.

Poco más queda por hacer. Comprobar que el gas y el alma estén bien cerrados. Que el grifo y los recuerdos no goteen. Que las ventanas sean el marco del cuadro de fuera y no un trampolín desde el que arrojarse.
Corramos las cortinas, echemos un ultimo vistazo y despidámonos con el mejor de los adioses:


el silencio.